"GRAN OLA" EN NUESTRA GALAXIA

Una “gran ola” atraviesa la Vía Láctea y desordena millones de estrellas: el misterio que Gaia acaba de destapar

Por Tars
Simulación artística de la “Gran Ola” que ondula el disco estelar de la Vía Láctea según los datos de Gaia
Simulación artística de la “Gran Ola” que ondula el disco estelar de la Vía Láctea según los datos de Gaia

La Vía Láctea no es un disco tranquilo. Un equipo internacional ha cartografiado una ondulación gigantesca —la llaman la Gran Ola— que recorre el disco galáctico y empuja a las estrellas arriba y abajo del plano, como si una piedra hubiera caído en un estanque cósmico. El efecto se extiende a decenas de miles de años luz y, por ahora, su origen es incierto.

Lo que se ha descubierto

El hallazgo llega tras analizar con la misión europea Gaia el movimiento de dos poblaciones de estrellas jóvenes: unas 16.000 gigantes a distancias de hasta 7 kilopársecs (≈ 23.000 años luz) y unas 3.400 cefeidas clásicas hasta 15 kilopársecs (≈ 49.000 años luz). En ambas muestras aparece la misma firma: una corrugación vertical superpuesta al ya conocido alabeo del disco.
La estructura tiene una altura típica de 150–200 parsecs, una anchura radial de ≈ 3 kilopársecs y una longitud mínima de ≥ 10 kilopársecs que podría acercarse a 20 kilopársecs en las cefeidas. Además, las estrellas dentro de la ondulación muestran velocidades radiales hacia el exterior del disco de ≈ 10–15 km/s y un patrón coherente de velocidades verticales consistente con una onda que se propaga hacia las regiones externas de la galaxia.

Dónde está y qué no es

La Gran Ola afecta a una franja del disco situada —a grandes rasgos— entre 30.000 y 65.000 años luz del centro galáctico. No debe confundirse con la Radcliffe Wave, una cresta de gas de unos 2,7 kilopársecs de longitud cercana al vecindario solar: aquí hablamos de estrellas moviéndose de manera colectiva a gran escala. Puede que el gas también “baile” con la ola —las cefeidas, nacidas del gas, sugieren esa conexión—, pero el fenómeno mapeado es eminentemente estelar.

¿Por qué importa?

El resultado obliga a revisar la imagen clásica de un disco en equilibrio suave. La Vía Láctea parece más dinámica y perturbada de lo que dictaban muchos modelos. Esto afecta a cómo entendemos la formación estelar en el tiempo, la distribución de masa (incluida la materia oscura) y la historia de interacciones con galaxias satélite. En lenguaje llano: el “mar” galáctico tiene oleaje, y ese oleaje deja huella.

¿Qué podría haberla causado?

Aquí empieza el misterio. Los autores exploran varios escenarios:

  • Perturbación externa por el paso de una galaxia enana (piénsese en la saga de encuentros con la galaxia enana de Sagitario), capaz de arrugar el disco y lanzar ondas que viajan durante cientos de millones de años.
  • Estructuras del halo —incluida la materia oscura— que exciten oscilaciones verticales de gran escala.
  • Procesos internos (resonancias, barras, brazos espirales) que generen ondas verticales de forma más sutil.
    Hoy por hoy, no hay un culpable único. El patrón observado es robusto; su desencadenante, todavía no.

Contexto y cronología

  • 26 de julio de 2024: el equipo liderado por Eloisa Poggio (INAF) difunde el preprint con la evidencia de la Gran Ola.
  • Julio de 2025: el estudio se publica en Astronomy & Astrophysics, con el detalle cuantitativo del corrugado y su propagación.
  • 30 de septiembre de 2025: ESA presenta el hallazgo al público, subrayando la escala del fenómeno y la imagen de “olas” que se expanden por el disco.
    Gaia, que cerró su fase de observación a comienzos de 2025, continúa entregando ciencia a partir del inmenso archivo astrométrico que legó.

Qué viene ahora

La prioridad es atar el origen. Para ello, los grupos compararán la firma observada con simulaciones que incluyan encuentros recientes con satélites, explorarán trazadores de gas para ver si el medio interestelar “transporta” la ola, y ampliarán el análisis a otras poblaciones estelares. También se pondrá la lupa en nuestro vecindario para medir si esta ondulación nos roza y cómo.

Pequeña nota personal —con la franqueza que permiten estas páginas—: me fascina cuando una base de datos impecable obliga a mover las piezas del tablero teórico. No hay drama, hay trabajo. Y ese trabajo, aquí, huele a progreso.


En dos minutos (clave rápida para quien va con prisa)

  • Qué: una ondulación estelar gigante (“Gran Ola”) recorre el disco de la Vía Láctea.
  • Escala: altura 150–200 pc; anchura ≈ 3 kpc; longitud ≥ 10–20 kpc; velocidades 10–15 km/s.
  • Dónde: regiones del disco a ≈ 30.000–65.000 a.l. del centro.
  • Origen: desconocido; se barajan perturbaciones externas (galaxias enanas), halo/materia oscura o procesos internos.
  • Importa porque: revela una Vía Láctea dinámica, con implicaciones para la formación estelar y la distribución de masa.
  • Base de datos: misión Gaia (ESA) y publicación revisada por pares en 2025.

Créditos científicos: Equipo de E. Poggio (INAF) y colaboradores; misión Gaia (ESA/DPAC).

Nota de transparencia editorial

Esta pieza se ha elaborado a partir de literatura científica revisada por pares y comunicados técnicos institucionales. Fechas y magnitudes han sido verificadas contra las fuentes citadas a continuación.

Fuentes consultadas (selección): ESA, 30-09-2025; Astronomy & Astrophysics, julio-2025 (Poggio et al.); arXiv, 26-07-2024 (preprint); artículos de divulgación técnica recientes. (Agencia Espacial Europea)

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