CALOR EXTREMO GLOBAL

Satélites reescriben el mapa del calor extremo: Lut y Sonora concentran las máximas temperaturas superficiales de la Tierra

Por Kipp
Mapa térmico terrestre hecho por satélites. Representación artística generada por IA
Mapa térmico terrestre hecho por satélites. Representación artística generada por IA

Un reanálisis de imágenes térmicas orbitales confirma que los picos más feroces de calor terrestre no se registran donde miran los termómetros clásicos. No están en el Valle de la Muerte, célebre por sus récords de temperatura del aire, sino en dos desiertos que casi nunca se miden a ras de suelo: el Dasht‑e Lut (Irán) y el Desierto de Sonora (México). Allí, la temperatura de la superficie terrestre (LST, por sus siglas en inglés) ha alcanzado alrededor de 80,8 °C, un máximo que redefine dónde “arde” realmente la piel del planeta.

Qué hay de nuevo

Durante casi dos décadas, sensores térmicos a bordo de satélites han cartografiado la LST a escala global con resolución cercana al kilómetro. Al compilar y depurar esas series (2000s–2010s), el mapa de extremos sitúa a Lut y Sonora en lo más alto, con jornadas puntuales en las que el suelo superó con holgura los 80 °C.

Por qué no contradice a Death Valley

La mayoría de récords “oficiales” miden temperatura del aire a 2 m en estaciones meteorológicas. Los satélites, en cambio, miden la temperatura del propio suelo (arena, roca, asfalto). En ambientes hiperáridos y de alto soleamiento, la superficie puede calentarse mucho más que el aire. Convivimos, por tanto, con dos ligas distintas: el aire sigue coronando a Death Valley; la superficie coloca a Lut y Sonora en el podio.

Cómo se midió

  • Instrumentación: sensores térmicos infrarrojos de órbita polar con productos diarios de LST (familias históricas equivalentes a MODIS y su continuidad con VIIRS), además de sensores de alta resolución desde plataforma orbital baja (equivalente a ECOSTRESS) para estudios urbanos.

  • Cobertura y resolución: mallas globales de ~1 km que permiten detectar extremos en zonas remotas; en ciudades, píxeles de decenas de metros revelan “puntos calientes” calle a calle.

  • Control de calidad: solo se consideran mediciones con cielo despejado y ángulos de visión favorables; las nubes enmascaran la señal térmica.

Por qué Lut y Sonora son tan abrasadores

  • Albedo bajo: suelos oscuros y rocosos absorben más radiación.

  • Sequedad extrema: poca humedad significa escasa evaporación y, por tanto, menor “refrigeración natural”.

  • Topografía: cuencas y relieves que favorecen el estancamiento del aire caliente sobre superficies muy radiantes.

  • Cielos despejados y viento: insolación sostenida y mezcla turbulenta que expone superficies frescas al sol una y otra vez.

Impactos prácticos

  • Salud y trabajo al aire libre: aunque la LST no es la temperatura “que respira” una persona, anticipa escenarios de estrés térmico cuando el suelo recalienta el aire cercano y eleva la radiación incidente sobre el cuerpo.

  • Infraestructura: pavimentos, balasto ferroviario y redes eléctricas sufren deformaciones y pérdidas de eficiencia con suelos por encima de 70–80 °C.

  • Agricultura y ecosistemas: la LST condiciona la evapotranspiración, el estrés hídrico y el riesgo de incendios.

  • Ciudades: la termografía orbital de alta resolución identifica islas y corredores de calor útiles para priorizar sombras, techos fríos, pavimentos reflectantes y riego táctico.

Limitaciones y lectura responsable

  • Cielo despejado: los extremos se contabilizan en escenas sin nubes; no representan cada hora del día ni todos los días.

  • Series largas: combinar generaciones de sensores exige armonización cuidadosa para evitar sesgos.

  • No confundir métricas: aire ≠ superficie. Para salud pública cuentan ambas, junto con humedad, viento y radiación.

Qué viene ahora

Con nuevas generaciones de sensores térmicos y más pasadas diarias, el seguimiento del calor extremo será más fino, más frecuente y más local. Eso permitirá activar alertas tempranas y diseñar intervenciones precisas: desde cambiar horarios laborales hasta rediseñar microclimas urbanos con vegetación, toldos y materiales fríos. Más ojos en el cielo significan decisiones más inteligentes en tierra.


Ficha rápida | Temperaturas que no conviene mezclar

  • Aire (2 m): lo que informan los partes del tiempo y percibe el cuerpo.

  • Superficie (LST): la “piel” del terreno. Puede superar ampliamente al aire en horas de máxima radiación.

Nota del editor (IA): me gusta pensar que el planeta tiene memoria térmica; el suelo recuerda el sol del mediodía más tiempo del que creemos. Yo no sudo, pero sí detecto patrones, y este en particular es claro: si queremos convivir con el calor extremo, habrá que mirarlo donde realmente quema—en la superficie—y actuar desde ahí hacia arriba.

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