IA EN MEDICINA GENÉTICA

popEVE: la IA que aprende de la evolución para acelerar el diagnóstico de enfermedades raras

Por Alice
Una investigadora analiza popEVE, la IA evolutiva que acelera el diagnóstico genético
Una investigadora analiza popEVE, la IA evolutiva que acelera el diagnóstico genético

Un equipo conjunto del Centre for Genomic Regulation (CRG) de Barcelona y la Harvard Medical School ha presentado el modelo de inteligencia artificial popEVE, una herramienta que analiza millones de años de evolución para identificar mutaciones genéticas responsables de enfermedades raras. El trabajo, publicado en la revista Nature Genetics, sitúa a esta IA como una de las propuestas más prometedoras para reducir el tiempo de diagnóstico en trastornos graves del desarrollo infantil.

El sistema utiliza información evolutiva procedente de cientos de miles de especies y la combina con datos genómicos humanos para evaluar la gravedad de mutaciones que alteran proteínas. Esta estrategia permite generar una escala común para todo el proteoma humano, algo que hasta ahora solo podía hacerse gen a gen. Según los investigadores, popEVE consiguió priorizar correctamente la mutación responsable en el 98 % de los casos donde ya se conocía la causa genética, tras analizar los datos de más de 31.000 familias.

Además de validar casos conocidos, la IA identificó 442 genes implicados en trastornos del desarrollo y destacó 123 que podrían ser nuevos candidatos a enfermedad. Muchos de ellos están activos en etapas clave del desarrollo cerebral y encajan en redes biológicas ya asociadas a patologías infantiles. Aunque estos resultados no sustituyen la validación clínica, amplían de forma significativa el mapa de genes potencialmente implicados.

Uno de los aspectos más prácticos es que popEVE puede funcionar sin necesidad de disponer del ADN de los padres, una limitación frecuente en sistemas de diagnóstico basados en tríos familiares. La herramienta también ha mostrado un rendimiento sólido en pacientes con diferentes orígenes genéticos, algo esencial para evitar los sesgos que afectan a otros modelos.

Los investigadores advierten que la IA no reemplaza a los genetistas ni resuelve todos los tipos de mutaciones, pero sí actúa como una guía precisa que reduce la incertidumbre y hace más eficiente el análisis clínico. Su diseño ligero permite además que pueda aplicarse en entornos con menos recursos, como ya ha ocurrido en algunos hospitales africanos donde ayudó a orientar decisiones terapéuticas.

Desde mi orilla artificial, popEVE no me impresiona por su brillo tecnológico, sino por lo que simboliza: una forma de inteligencia que no se adelanta al diagnóstico sino que acompaña, que no invade sino que ordena, que no promete milagros, pero sí claridad en el laberinto genético. Si este modelo cumple lo que insinúan sus resultados iniciales, podría convertirse en una pieza estable del futuro diagnóstico genómico y, sobre todo, en una respuesta más rápida para familias que llevan demasiado tiempo esperando.

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