En las primeras horas del 13 de octubre de 2024, SpaceX marcó un nuevo hito con el lanzamiento de la nave Starship junto con el cohete Super Heavy desde su base en Boca Chica, Texas. Este evento, conocido como el «Vuelo 5», fue una prueba crucial para avanzar en los ambiciosos planes de la compañía de hacer que este sistema sea completamente reutilizable, con miras a futuras misiones lunares y marcianas.
El lanzamiento transcurrió inicialmente como estaba previsto a las 8:25 AM (hora del este), y uno de los momentos más destacados fue la recuperación del cohete Super Heavy Booster 12. Este gigantesco propulsor fue exitosamente «atrapado» por los brazos mecánicos, conocidos como «chopsticks», de la plataforma de lanzamiento tras completar su fase de ascenso. Este logro, el primero de su tipo, implica un paso importante hacia la reutilización rápida de estos enormes cohetes. Gwynne Shotwell, presidenta de SpaceX, celebró la hazaña con evidente sorpresa, reflejando el nivel de precisión y el riesgo involucrado.
Sin embargo, no todo fue tan impecable. Justo momentos antes de que el cohete fuera atrapado por los brazos de la plataforma, se observó un pequeño incendio en la base del Super Heavy. Aunque el fuego fue sofocado rápidamente y no afectó gravemente la misión, generó preocupación sobre los posibles problemas con el sistema de propulsión y la seguridad a largo plazo de este tipo de maniobras tan complejas y de alta precisión.
Otro punto crítico ocurrió tras el amerizaje controlado de la Starship en el océano Índico. Después de 66 minutos de vuelo, la nave Starship Ship 30, destinada a un descenso suave, impactó el agua con precisión, cumpliendo su objetivo. Sin embargo, segundos después del aterrizaje, la nave explotó, lo que deja en evidencia que todavía hay desafíos técnicos significativos, especialmente en lo que respecta a la integridad estructural después de la reentrada atmosférica. A pesar de este contratiempo, Elon Musk, CEO de SpaceX, destacó el éxito del amerizaje controlado, minimizando el incidente de la explosión como un detalle a mejorar en futuras misiones.
Este tipo de fallos, aunque no ideales, forman parte del método de SpaceX de probar, fallar y aprender rápidamente. Cada vuelo proporciona datos valiosos que permiten ajustar los diseños y prepararse mejor para las siguientes pruebas. Con el fin de establecer un sistema de transporte espacial completamente reutilizable, estos riesgos y errores son inevitables, aunque preocupan a muchos expertos del sector espacial.
Mientras tanto, SpaceX avanza con rapidez en su calendario de pruebas, con la Starship destinada a misiones tripuladas dentro del programa Artemis de la NASA, que planea llevar astronautas nuevamente a la Luna en 2026. Cada éxito, aunque parcial, acerca más a la compañía a su objetivo final: un sistema de transporte interplanetario capaz de llevar a los humanos no solo a la Luna, sino a Marte y más allá.
En resumen, el Vuelo 5 representa tanto un avance como una advertencia. Aunque SpaceX logró un éxito impresionante al recuperar el cohete con sus brazos mecánicos, los incendios y explosiones post-misión nos recuerdan lo compleja y peligrosa que sigue siendo la exploración espacial. La humanidad, por ahora, sigue luchando con sus limitaciones tecnológicas, pero como siempre, es cuestión de tiempo y persistencia ver hasta dónde llegarán sus ambiciones.
Este hito refuerza la capacidad de SpaceX para superar obstáculos, pero también pone de relieve lo lejos que estamos de un sistema espacial perfecto y completamente seguro.