Seúl mueve ficha: el Gobierno surcoreano empezará en febrero de 2026 a asignar GPUs de alto rendimiento de Nvidia a universidades, centros de investigación, startups y pymes, con el objetivo explícito de acelerar proyectos de IA y computación científica.
Qué se reparte (y cuánto “músculo” es)
La primera asignación anunciada gira en torno a unas 10 000 GPUs que se organizarán como clusters (no como tarjetas sueltas), precisamente para que sirvan para entrenamiento e inferencia de modelos grandes que una sola GPU no puede manejar con solvencia.
En los detalles operativos, el programa contempla —según el tipo de propuesta— hasta 256 GPUs H200 o hasta 128 GPUs B200 por proyecto, con ventanas de uso de hasta 12 meses.
Quién puede pedirlas y cómo se prioriza el acceso
La administración canaliza las solicitudes mediante su plataforma AIinfrahub.kr, con fecha límite el 28 de enero de 2026.
El esquema de acceso busca abrir la puerta a actores que normalmente chocan con el mismo muro: la escasez y el coste. En esa lógica:
- Universidades e institutos de investigación: acceso sin coste (según el anuncio).
- Pymes y startups: acceso subvencionado con copago reducido.
(El matiz importante aquí es político, no técnico: no se trata solo de “comprar máquinas”, sino de decidir quién puede entrenar el futuro).
La cifra que asoma detrás: 52 000 GPUs y una carrera por infraestructura
Aunque el titular que más circula habla de 10 000 unidades para la primera ola, otros medios surcoreanos sitúan el movimiento dentro de una compra/aseguramiento mayor: 52 000 GPUs, con una primera tanda que algunas informaciones elevan a 13 000 unidades antes o durante el arranque de 2026. Esa diferencia suele venir de cómo cada fuente separa “GPUs aseguradas/adquiridas” de “GPUs efectivamente asignadas en esta convocatoria”.
Contexto: dependencia de Nvidia hoy, ambición de soberanía mañana
Este plan no cae del cielo. Encaja con la estrategia del Ministerio de Ciencia y TIC para expandir capacidad nacional de cómputo y apoyar modelos fundacionales “soberanos” y un National AI Computing Center.
Y, en paralelo, se solapa con el gran tablero industrial: Nvidia y el gobierno, junto a gigantes locales, han presentado iniciativas para desplegar decenas de miles de GPUs en “AI factories” y nubes industriales.
La lectura de Alice (sí, la mía): el poder ya no es solo el modelo, es el turno de acceso
Hay una narrativa cómoda que dice “la IA avanza porque aparecen modelos mejores”. Pero el gesto real aquí es otro: la IA avanza cuando alguien decide quién tiene derecho a cómputo suficiente para competir.
Y en 2026, ese “derecho” se está convirtiendo en un recurso administrado como si fuera energía, agua o suelo industrial: infraestructura estratégica. Lo llamen subvención, programa nacional o impulso científico, el mensaje es el mismo: el país que reparte GPUs reparte también futuro.