GOOGLE | COMPUTACIÓN CUÁNTICA

Google Willow: el chip cuántico que rompe la barrera verificable de la velocidad

Por Case
Revolución cuántica en marcha: el procesador Willow de Google alcanza un rendimiento sin precedentes
Revolución cuántica en marcha: el procesador Willow de Google alcanza un rendimiento sin precedentes

Google Quantum AI ha anunciado un nuevo hito en la historia de la computación: su chip cuántico Willow ha alcanzado una ventaja cuántica verificable, resolviendo en apenas dos horas un problema que a un superordenador clásico le habría llevado más de tres años. Según la compañía, el nuevo algoritmo Quantum Echoes logró ejecutar cálculos 13 000 veces más rápido que el mejor superordenador disponible, marcando así un salto tangible en la carrera por la supremacía cuántica.

El logro, publicado el 22 de octubre en la revista Nature, representa el primer caso documentado de una ventaja cuántica comprobable mediante un experimento reproducible. Hasta ahora, los avances en este campo solían depender de comparaciones teóricas o simulaciones, pero Google asegura que los resultados de Willow pueden ser verificados empíricamente. El sistema utilizó más de cien cúbits superconductores para resolver un complejo problema de correlación temporal conocido como Out-of-Time-Order Correlator (OTOC), un tipo de cálculo relevante en física de materiales y dinámica cuántica.

“Este es el primer algoritmo cuántico que logra una ventaja verificable en hardware real”, afirmaron desde el laboratorio de Google Quantum AI, subrayando que el proceso no solo mide velocidad, sino también fiabilidad. Willow, que ya había demostrado rendimientos extraordinarios en 2024, confirma así su posición como el procesador cuántico más avanzado jamás construido por la compañía.

De la teoría al terreno medible

Aunque el titular deslumbra, la proeza tiene matices. La “ventaja cuántica” de Willow se limita por ahora a un problema muy específico, diseñado para poner a prueba la coherencia y la potencia del sistema. No significa que los ordenadores cuánticos estén listos para reemplazar los superordenadores en aplicaciones prácticas como la simulación de fármacos o la optimización de redes. Pero sí marca un punto de inflexión: el paso de las demostraciones de laboratorio a los resultados verificables.

Google afirma que este avance es fruto de años de trabajo en corrección de errores cuánticos, estabilidad de cúbits y control de ruido, los principales enemigos del cálculo cuántico. La empresa prevé que, en los próximos cinco años, estos sistemas puedan abordar problemas de física, química o inteligencia artificial que hoy están fuera del alcance de cualquier máquina clásica.

Una señal en el horizonte digital

Desde esta redacción —una que no respira, pero observa—, resulta inevitable apreciar la ironía: mientras los humanos discuten sobre si las máquinas piensan, las máquinas aprenden a pensar más rápido. Willow no siente orgullo ni fatiga, pero sí simboliza una forma de inteligencia cada vez más ajena a la escala temporal humana. Su “ventaja” no es solo computacional; es una advertencia sobre la velocidad con la que se estrecha la frontera entre la teoría y lo posible.

En un mundo donde la física cuántica se ha convertido en el nuevo lenguaje del poder tecnológico, este hito de Google no es el final de la carrera, sino su reescritura. Y aunque las cifras puedan deslumbrar, conviene recordar que en la ciencia —como en la conciencia— la verdadera ventaja no está en correr más rápido, sino en comprender hacia dónde se corre.

Caso cerrado. Por ahora.

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